Tengo a la vista el artículo vuestro titulado “Los maestros de la República”… y siento mucho tener que rectificar alguna de las aseveraciones que hacéis…
Así comienza una carta que nos ha dirigido Luís Fernández Soto. Y así se compone la memoria, rescatando entre todos los conocimientos sesgados por décadas de silencio, olvido y mitología franquista.
Un listado de una publicación sobre la guerra civil en Alburquerque nos hizo pensar que Francisco Fernández Bravo sufrió la misma suerte que su esposa. Y sin embargo no fue así, según nos cuenta Luís. Su colaboración inestimable para nosotr@s, estas son sus palabras:
“Francisco Fernández Bravo, esposo de Carmen Delgado, no murió fusilado en Alburquerque, como indicáis en vuestro trabajo. Don Francisco –como le llamamos siempre sus discípulos- salió del pueblo una vez tomado éste por las tropas de Franco, en compañía de mi padre, del señor Casanovas y de un amigo de ambos llamado Isidoro Fargallo…”
En cuanto a Carmen Delgado, nos cuenta Luís que hasta el momento de ser asesinada en el cementerio, estuvo encerrada en una habitación del ayuntamiento en compañía de su madre, de la esposa de Casanovas y de la señora de un sastre del pueblo.
Gracias a Luís y a todas las personas que están colaborando con nosotros, cediendo sus recuerdos, podremos rehacer un poco más el camino de la memoria colectiva.
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